domingo, 2 de octubre de 2016

¿Libre de pecado?, todavia hay tiempo...

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      Se conoce cómo -pecado- el acto de transgredir -cualquier ley- establecida y registrada por alguna entidad denominada "superior".  Conforme a su ámbito conceptual, pecado es -toda acción- efectuada fuera de lo recto y lo justo. Lamentablemente, enfocados en cumplir -la ley-, la noción exacta de -lo recto y lo justo- queda imperceptible tras el telón de la ignorancia sobre el adsurdo escenario de la incoherencia, esperando (de un público confuso) el aplauso de la sin razón.  La ignorancia nace de la falta de conocimiento; el conocimiento es hijo de la experiencia y -sin experiencia- perdemos la gloria de ser lo que debemos -seres conscientes-. Encerrados en la cajita -de una sola idea-, pasamos a ser el fustigante látigo de ese implacable verdugo llamado -prejuicio-.  Es aquí cuando podemos reconocer que -pecado- es un burdo sinónimo de -ignorancia-. 

        Si estudiamos -detenidamente- la significación del vocablo -experiencia- queda bastante claro que para ser llamada -experiencia- hay que experimentarla.  Solo a base de experimentación, nace y crece el conocimiento, y -sin el- se hace inasequible, el buen juicio de la razón.  Un buen juicio de la razón se comprende cuando: lo relativo y lo objetivo, deduce la lógica de lo recto y se hace obvio con lo justo.  Sin este razonamiento, la inteligencia tiende a correr fuera de la bondad y -sin bondad- difícil lograr discernir -verdades de luz- que habitan detrás de la oscuridad. ¿Acaso se puede -valorar la luz- sin antes conocer la oscuridad? Si en la gloria de: la paz, la libertad y el respeto se desea reinar, cuestionar y examinar -la ley- debe ser prioridad.  El escritor y filósofo chino, Confucio, declara sabiamente en una de sus citas, Nuestra gloria más grande no consiste en no haberse caído nunca sino en haberse levantado, después de cada caída".  

        Es de aceptar que -toda ley transgredida- tiene sus consecuencias y también es de aceptar que son precisamente -las concecuencias- las que nos permiten distinguir entre el bien y el mal para poder hacer uso correcto de nuestro libre albedrío.   Nadie esta exento de la ley, puesto que la ley nace y muere con nosotros, para crecimiento y evolución de nuestro ser.  Entre los libros de la biblía, Hebreos 8:10 nos dice; "Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré... y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano... porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos".  La trascendencia de esa declaración es reconocer y activar eso que llamamos -CONCIENCIA-.  Siendo que -la ley- no esta fuera de nosotros para perseguir e intimidar a los otros, sino -dentro de nosotros- para estar conscientes de que: somos y estamos, para qué y por qué; esto tiene por ende la importante acción de, "PENSAR".  No olvidando que, para pensar claro -mente y corazón- deben trabajar en conjunto, de lo contrario seremos como metal que resuena o címbalo que retiñe.

       En el libro, "La rebelión de Atlas", de Ayn Rand, aparece esta poderosa cita enfatizando la importancia de hacer uso del cerebro y dice así; "No existen pensamientos malvados, exepto uno: el de no pensar". Es cuando -no pensamos- que nos convertimos en ciegos seguidores de: mitos, credos e ideas preconcebidas que -más que engrandecer el alma- le mantiene -muerta- en el oscuro ataud del afán; creando una vida de prejuicios, censuras y manipulaciones, tras una acalorada e inexacta carrera por indagar en -quién cumple o no con la ley-; movilizando el escarnio, sin pensar que -la ley- es para evaluarse uno mismo, discernir, crecer y reconocer si, "el AMOR" (nombre real del título "dios" 1Juan 4:8) es lo que realmente conduce nuestras acciones; o sólo la incontenible necesidad de señalar -la paja del ojo ajeno- para no sentir -tan pesada- la viga que cargamos en el nuestro.  

      Bien se puede corroborar en la historia de la mujer adultera.  Aquella gran multitud -impulsada por el deseo de hacer cumplir -la ley-, una fija idea destellaba en sus sienes "APEDREARLA"; ninguno había consultado su corazón hasta que Jesús les dijo; "El que de vosotros este libre de pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella... ellos, al oír esto -acusados por la conciencia- salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros... solo quedó, Jesús y la mujer, y le dijo, ¿dónde están los que te acusaban? ¿ninguno te condenó?. Ella dijo, ninguno, señor, y dijo Jesús, ni yo te condeno, vete y no peques más" (Juan 8:7-11). Puesto que la ley ya esta puesta en la mente y corazón de todos, para el desarrollo de la conciencia,  apelando a la conciencia de: el pueblo, la mujer y todo aquel -que lea la historia-, Jesús, solo quiso -hacer claro- la importancia de "PENSAR" antes de ACTUAR.

        El bien y el mal lo traemos desde nacimiento, bien lo declara y describe, Pablo, en Romanos 7:7-25, examinar la cita lleva a entender que -es un tanto inexacto- querer prescindir del mal; ya que -sin el- no logra el hombre desarrollar el espíritu de poder, de amor y de -dominio propio- que se nos ha dotado, para declarar victoria y deleitar -la gloria de existir- aquí y ahora. Mas, hay que hacer claro que, para poder "PENSAR", hay que escudriñar, el mismo Pablo lo aconseja en una de sus cartas; "Examinadlo todo, retened lo bueno" (1Tesalonicenses 5:21).  El gran pacifista y primer presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, explicó; La educación es el gran motor del desarrollo personal y el arma -más poderosa- para cambiar el mundo. Estas citas y un sin fin más que han sido escritas para reflexionar, sostienen la idea central afirmada en Proverbios 3:13; "Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría y obtiene inteligencia".

       Bien podemos asumir que continuar encerrados en la cajita -de una sola idea- es representar un pueblo decidido a lanzar las piedras, sin lograr discernir -lo mucho que desconocemos-. Por eso -para desarrollar conciencia- hay que leer, indagar todo, hasta deshacer la vana imagen del diablo, que es la justificación perfecta para no hacer, no crecer, no esforzarse, transgredir la ley, pasarle la cuenta al susodicho y vivir como que, conmigo no es la cosa... !Ay mamá, y que es lo que pasa aquí, !Ah!... Antes de abrir la boca, para hablar de pecado, antes de declarar el epíteto -pecador-, vale darse una paseadita por sus sendas para entender ese grandioso decreto que dice; "Porque toda la ley en esta sola palabra se cumpleAmarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:14).

10 de septiembre de 2016

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Autora: Ivette M. Quiles Silva
con cariño... Campesina, Brillamor
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No somos pecadores, no somos culpables; la mayor y la más estúpida de las culpas sería castigarnos o castigar al prójimo. No somos reos ni jueces; somos obreros. (Rafael Barrett -1876-1910- periodista y escritor español.)

Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.  (Eclesiastés 7:20- libro de la biblia)


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